Y EMPECÉ A SANAR…
Tras los 21 días de autosanación que se deben realizar
tras ser sintonizado en Reiki, y tras sentir las experiencias del ki fluyendo
por mi cuerpo y la limpieza interior de mi cuerpo, decidí probar a aplicar
Reiki a las personas que estuvieran dispuestas a experimentar Reiki conmigo.
La verdad, es que fue algo maravilloso. Nunca pensé que
pudiera sentir y hacer sentir las sensaciones que he trasmitido con el Reiki.
Siempre me he considerado una persona normal, algo
inteligente, pero del montón. Y nunca creí que pudiera dar algo a los demás que
no pudieran conseguir por sí mismos. Nunca pensé que podía hacer algo
extraordinario por los demás. Y lo cierto, es que aplicar Reiki y enseñar Reiki
me hace sentir que hago algo de un valor incalculable.
La primera en probar el Reiki siendo yo el Canal, fue
María, mi compañera del curso de nivel I de Reiki, quién sintió que se le
colocaba el Coxis que tenía desplazado desde muy pequeña. Cuando me lo contó,
me pareció tan sorprendente que preferí pensar que exageraba.
Luego apliqué Reiki a mis sobrinos y a mi hija, que les
pareció muy agradable y les gustó bastante, pues me pedían repetir.
Una semana después operaron a mi hermana mayor de un
cancer cerebral, y durante su operación, todos mis hermanos, mis sobrinas mayores
y mi madre estuvimos esperando con gran ansiedad. Como les ví a todos muy
tensos, les sugerí probar Reiki.
Comencé con mi madre, que tenía una contractura en la
espalda que parecía una pequeña bola (sobresalía y se distinguía claramente). A
los quince minutos de terminar la sesión Reiki, le pregunté a mi madre: ¿qué
tal te encuentras? Y me dijo. Genial, me ha desaparecido la contractura, mira,
toca! Y me quedé asombrado al ver que había desaparecido en tan poco tiempo.
Después le hice Reiki a mi hermano menor, que tenía una
tensión en el cuello tan grande que le dolía hasta el roce del cuello de la
camisa. Tras veinte minutos de sesión Reiki, prácticamente se durmió,
obteniendo una relajación que era difícil de pensar que conseguiría pues partía
de una tensión muy alta, por su stress y por la tensión de la operación de mi
hermana.
Cuando terminé, me dijo que seguía notando la contractura
del cuello, pero que se había relajado muchísimo. Yo le dije que se fijara
durante los tres dias siguientes, pues las sanaciones Reiki no tienen porqué
ser inmediatas, sino que se pueden producir paulatinamente en ese periodo de
tiempo.
Al cuarto día, mi hermano menor me llamó desde Málaga,
para decirme que le había desaparecido la tensión en el cuello. Que antes le
molestaba el roce del cuello de la camisa, y que ahora apretaba hacia adentro
con el dedo intentando hacerse daño y no era capaz de conseguirlo. Mi hermano
estaba alucinado.
Viendo que podía ayudar a la gente, me propuse hacer un
pacto con Reiki y cree mi propia oración:
“Reiki, ahora que te conozco, no puedo dudar de tu
existencia,
Sólo puedo que transmitir mi conocimiento y experiencia a
todo aquel que te quiera conocer
Y me comprometo a ayudar a sanar a todo aquel que lo
necesite y me pida ayuda
Te doy gracias por lo que tengo: mi familia, la salud de
mi familia, mi salud, mi trabajo
Y por sanar a mi hermana Asunción, a mi hija y a mi
sobrino Pablo.
Gracias, Reiki”
A partir de ese momento, me propuse llevar a cabo mi compromiso personal de dar a conocer Reiki a todas las personas que pudiera y ayudar a curar a todas aquellas que estando enfermas quisieran que le ayudase.
Volver a Mi experiencia con el Reiki (2ª entrega)
Volver a Reiki
Volver a la página de Inicio
0 comentarios :
Publicar un comentario
Expresa libremente tu opinión. Te lo agradeceré